El futuro del clima en Centroamérica


Corresponsal en Durban, Sudáfrica para Prensa Libre
Por: Vida Amor de Paz

La XVII Cumbre de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Cambio Climático (COP17), del 28 al 9 de diciembre del 2011, inició de forma pasiva y sin estruendos pero terminó electrificante, con un acuerdo complejo pero sin metas substanciales, destinado a tomar un  nuevo curso mundial contra el Cambio Climático.


La batalla campal entablada entre países desarrollados, emergentes y aquellos en vías de desarrollo o menos desarrollados se enardeció en las últimas horas de la Cumbre Mundial del Clima- COP 17, sin lograr consenso de la mayoría de países del mundo al final de las negociaciones. Después de largas horas de deliberaciones, se extendió el debate a un día más, y se dio un Acuerdo que pone a todos los países bajo el mismo régimen legal, el que entrará en vigencia en el 2020.  El Acuerdo es considerado “débil” por muchos ambientalistas y miembros de la comunidad científica, por haber consentido bajas reducciones de Gases Efecto Invernadero- GEI,  cuando la meta es “prevenir interferencia antropogénica peligrosa con el sistema del clima”.
El futuro de la supervivencia de la  humanidad estuvo en un tablero de ajedrez donde los países industrializados  que más generan emisiones de gases efecto invernadero –GEI- y que han ocasionado el cambio climático, estuvieron en un lado  del tablero velando por sus propios intereses de mantener intactas sus economías, versus los países en vías de desarrollo, y menos desarrollados en el lado opuesto al tablero, como Estados Insulares, países Africanos y Centroamericanos que exhortaban a los países desarrollados que les ayudasen a saldar sus inmensas pérdidas ocasionadas por los azotes de huracanes, tormentas e incluso depresiones tropicales como la última sufrida en Centroamérica, conocida como la E-12.  Al medio estuvo la Unión Europea quien siempre medió y apoyó a los países menos desarrollados y en vías de desarrollo.

Centroamérica debiera estar preocupada, puesto que de 2 a 4 grados centígrados es lo que  algunos científicos esperan que el Planeta Tierra llegue a vivir para entre el año 2020 y 2030. Esto es debido a los bajos niveles de reducción de  dióxido de carbono a los que se han comprometido -en dicha Convención-COP 17- los países  más desarrollados que ocasionan el Calentamiento Global. Esta noticia ha alarmado a los ambientalistas, científicos, a  organizaciones no gubernamentales y a la sociedad civil por igual; más aún cuando algunos países desarrollados que podrían estar en la capacidad de generar energía renovable ( limpia)  en sustitución a la energía fósil aducen que no pueden pues es muy caro hacerlo. Este simple hecho podría llevar al planeta a una catástrofe mayor en menos tiempo de lo que nos imaginamos. El dato es especialmente importante para Centroamérica, ya que con tan solo llegar a 2 grados más de temperatura, significaría la desaparición de los bosques tropicales, problemas en la agricultura y una sequía jamás vivida en la región.

Según Jorge Cabrera de la Organización Kukulkán, ante esa realidad se evidencia la falta de responsabilidad de los países industrializados al no comprometerse a reducir  los GEI, ni en compensar a los más pobres del planeta que no han causado el cambio climático. La única alternativa según Cabrera, es hacer nosotros  mismos lo que podamos con lo que tenemos.  “Para ello aprovecharemos la Cumbre de Presidentes Centroamericanos que ha realizarse esta misma semana en San Salvador, donde se demandará a los países industrializados a cumplir con sus responsabilidades” manifestó. “Se debe establecer un compromiso firme de fortalecer las capacidades de adaptación públicas y privadas a lo interno de nuestros países; tanto regionales como nacionales y depender más de las autoridades políticas, económicas y financieras, públicas y privadas, ya que a la fecha solo ha estado en manos de las autoridades ambientales” agregó.
"Los que polucionan ganaron y  la gente es la que perdió," mencionó preocupado el Director Ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo. Sin embargo, ante el estupor de los científicos alrededor del mundo, la Ministra de Relaciones Internacionales de Sudáfrica, Maite Nkoana-Mashabane,  tuvo todavía la venia de expresar satisfacción por los resultados de la Cumbre. La Ministra mencionó que el Convenio lleva ahora un mapa trazado para reforzar un marco legal para mayores reducciones posteriormente de parte de los mayores emisores a ser aprobado en el 2015 pero aplicado hasta el 2020.  La excusa de una fecha tan tardía es que antes de comprometerse, deben obtener nuevos insumos científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático- IPCC, pero los científicos alegan que la evidencia está más que clara. Dicha práctica dilatoria ha sido considerada tanto por muchos ambientalistas y  académicos como “no aceptable” pues la reducción no llega “a tiempo” para evitar un calentamiento global irremediable. Dr. John Kermond, ex director Outreach de la National Oceanic Administration. NOAA, menciona que “con solo el alarmante descongelamiento del Ártico, dilatar otros 8 años más en los compromisos, no es nada prudente”, finalizó diciendo. En pocas palabras, no es casual que se obvie a la ciencia.

Según declaraciones proporcionadas por el Periódico “The New Age”, estas decisiones tan tardías pueden llevarnos a elevar la temperatura a más de 2 grados centígrados,  y podríamos ya no hablar de peligro sino de catástrofe,  dijeron expertos como Naidoo y Mohamed Adow de Christian Aid.

Para muchos ambientalistas y expertos el régimen climático que se ha establecido en la COP  17, el Acuerdo que se dio en Durban es tan débil que es casi sinónimo a llamarse “voluntario” el que además será puesto en marcha hasta dentro de una década; muy tarde para los pueblos indígenas y campesinos de escasos recursos que ya viven con constantes amenazas de inundaciones, sequías, tormentas, e inseguridad alimentaria, especialmente a sabiendas que estos desastres seguirán viniendo con mayor fuerza, intensidad y periodicidad.
Protocolo de Kioto
La Convención Marco de Cambio Climático a la cual asistieron más de 194 naciones sufrió un retraso debido al descontento con dichas disposiciones. Bloques como el de la Unión Europea (UE) quien siempre estuvo protegiendo además la continuación del Protocolo de Kioto, no aceptaron  algunos puntos del nuevo borrador de la declaración final, y se le sumó  la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) quienes también rechazaron la misma. Finalmente, se dio el Acuerdo de que continuara el Protocolo de Kioto pero no se establecieron ni las responsabilidades, ni exigencias puntuales para su reducción de emisiones a países que ya se consideran “emergentes” como Brasil, China e India, ni los plazos para la reducción de emisiones a países desarrollados y fondos para ayudar a países más golpeados.  Como punto importante, cabe resaltar la retirada de Canadá del Protocolo de Kioto, el que fue tildado de “patito feo de la convención” al intentar eliminar el mismo.

El Fondo Verde del Clima-FVC
Una ardua batalla fue emprendida en Durban, Sudáfrica por países particularmente vulnerables  para ser reconocidos como tal dentro de la COP  17 y así poder optar al Fondo Verde del Clima-FVC.  Entre ellos, los Estados Isla que son parte de la Red Alliance of Small Island States - AOSIS- , países Africanos y países adscritos al Sistema de Integración Centroamericano- SICA, conformado por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Belice, Panamá y República Dominicana.

De todos los acuerdos convenidos en Durban, Sudáfrica, pareciera que el único que se salva es el Fondo Verde del Clima (FVC)  aunque por el momento aún permanece como un “canasto vacío”. No obstante, es un Fondo que pronto contará con una Administración y oficina, posiblemente bajo la sombrilla de México. Ahora, los  países suscritos a la Convención Marco de Cambio Climático de Naciones Unidas deberán identificar recursos financieros para llegar a los 100 mil millones de dólares que se han acordado y serán utilizados por los países vulnerables y menos desarrollados para ayudarles a enfrentar  y adaptarse al cambio climático con desarrollo sostenible.

“Responsabilidades comunes pero diferenciadas” es un término que se ha venido dando en la posición de muchos países que están adscritos a la Convención, incluyendo los países de Centroamérica y República Dominicana que además tienen como consigna el ser considerados “particularmente vulnerables” para poder optar al Fondo Verde del Clima-FVC.  Importante mencionar que los Estados Isla, que son parte del Grupo AOSIS, y los países Africanos buscan ser los recipientes de dichos fondos en exclusiva, por lo que los Delegados Centroamericanos han tenido que batallar y demostrar científicamente la vulnerabilidad que representa la región  para ser reconocida como tal,  y no quedarse fuera del FVC. Con dicho reconocimiento, no solo puede optar a los fondos del FVC, sino que espera que los mismos sean repartidos de manera equitativa y transparente.
Este esfuerzo que promovió Guatemala a dejar en el texto el tema de “Adaptación” como  uno de los países más  vulnerables, ya había sido adoptado en el texto de Cancún durante la COP 16, pero al llegar a la COP 17 ya no se encontró en los textos, por lo que se libró una lucha férrea para ser incluida junto al resto de los países de Centroamérica.  Ahora que ha sido aprobado el FVC,   lo que sigue es que el Comité Transitorio-CT establezca los mecanismos de administración, junta directiva, y sede del Fondo, pero más importante, velar porque el mismo contenga los 100 mil millones de dólares pactados para que pueda ser distribuido equitativamente entre los países más vulnerables.  Falta además ver qué porcentaje del mismo será destinado a Centroamérica con un flujo del financiamiento para los eventos climáticos extremos y ahora multiplicados a los que se enfrenta año tras año.

Finalmente, en los textos oficiales de la COP 17, se logró incluir “acceso directo a fondos” por parte de países “particularmente vulnerables” entre los que figuran los países Centroamericanos y del SICA.

FONDO VERDE PARA CENTROAMÉRICA
Según Jorge Cabrera de la Fundación Kukulkán, ante la incertidumbre de un Fondo que venga a tiempo para la región, se busca impulsar a lo interno de la región compromisos más sustantivos para la creación de un Fondo “Verde” Centroamericano de Adaptación en el BCIE orientado a las poblaciones más vulnerables. Otro aspecto importante, agrega, “es considerar que este proceso de negociación debe de estar  más en manos de decisores en el área política y económica, tanto pública como privada; y gestionar en alianza con Alemania una acción en este tema en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. 

El Fondo Verde para el Clima-FVC- fue inicialmente promovido por el gobierno mexicano en el 2009, cuya iniciativa nunca aterrizó en su momento por contar con un marco institucional débil que no contemplaba ningún capital. Sin embargo, en el 2010, durante la COP 16  de Cancún México, se estableció de forma formal, la creación del FVC con carácter fiduciario para que pudiera inyectar fondos a los países más golpeados por el Cambio Climático.  Fue en Cancún que se nombró un comité transitorio para el establecimiento del marco institucional del fondo verde a lo largo del 2011.

En este comité quedaron electos por parte de Centroamérica: Costa Rica, Nicaragua y El Salvador quienes participaron a lo largo del año 2011 en varias reuniones preparatorias para el establecimiento institucional y consolidación del fondo verde climático. Este comité transitorio elaboró una resolución para que la misma fuera revisada y adoptada en la COP 17 en Durban, Sudáfrica.  Es ahora, con la resolución ya aprobada, que se espera una pronta implementación y que los países desarrollados que más han contaminado empiecen a inyectarle  los fondos y a cumplir con el Mandato.