Por Vida Amor de Paz
En lo que mis queridos lectores leen este artículo, miles de funcionarios públicos de todas partes del planeta están aterrizando en el Aeropuerto de Durban, Sudáfrica para asistir de entre el 28 noviembre al 9 diciembre del año en curso, a la Convención Marco de Cambio Climático-COP 17, y eso incluye a la Delegación de Guatemala encabezada por el ex Ministro Luis Ferraté como Jefe de una Delegación en la que yo me incluyo.
Durante las Cumbres Mundiales de Cambio Climático que se celebran cada año, los científicos y estudiosos de la materia esperan resultados substanciales, pero en el pasado no han tenido mayores frutos a la vista.
Esto es debido a que los países desarrollados que son los que más contaminan, no parecieran estar muy interesados en bajar sus niveles de carbono de la atmósfera. Esto trae consecuencias, pues el tiempo se acorta para que podamos reducir a 350 p/pm (partes por millón) el dióxido de carbono de la atmósfera, puesto que ya hemos llegado a 380 p/pm. Si sigue en aumento, en este mismo siglo podríamos estar experimentando muchos más estragos climáticos, con mayor fuerza, periodicidad e intensidad. No obstante, siempre hay esperanza para que los países desarrollados y los países en vías de desarrollo despierten a la realidad. Necesitamos de urgencia llegar a un conjunto amplio y substancial de decisiones que provean un marco sobre el nuevo régimen climático.
De todos los años en que se han celebrado estas Cumbres, este año es clave porque finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto. Este hecho demanda que se establezca un nuevo acuerdo vinculante para la reducción de gases efecto invernadero-GEI, que incluya a los dos países que más contaminan: China y Estados Unidos.
Siendo Guatemala, el país más vulnerable de todo el Continente Americano y cuarto a nivel mundial, busca que en dicha Cumbre se presenten soluciones para solventar el problema climático, ya que somos de los primeros países en sufrir los estragos. Esta vulnerabilidad está siendo exacerbada, magnificada y multiplicada por el cambio climático, especialmente ante la sociedad más olvidada, invisibilizada y discriminada que es usualmente, la maya.
En Durban, debemos encontrar soluciones frente a la ronda de negociaciones, a fin de adoptar las decisiones correctas para dar cumplimiento al Mandato de Bali y al diseño del multimillonario Fondo Verde que debe beneficiar a los países con mayor vulnerabilidad climática, como el nuestro.
En el marco de políticas sobre cambio climático y sus instrumentos de ejecución, Guatemala ve la importancia de una plataforma que facilite, acelere y asegure el abandono del paradigma de que frente al crecimiento económico, tanto los recursos naturales, como el consumismo desmedido pueden darse “ilimitadamente”. El bienestar debe ser para todos si queremos crecimiento económico. No obstante, debe contar con elementos tanto materiales como espirituales, pero sobre la base del conocimiento y del respeto mutuo, de cara a un objetivo común: la supervivencia de la humanidad. Por lo mismo, Guatemala requiere de la solidaridad de todos los países del mundo y lo hará patente en Durban.